Pensaba hace dos meses que ya podría retomar el ritmo normal de publicación de PJs. Me equivocaba. Pero aquí vuelvo, ahora sí, con la tercera parte de Ebba Björklund, su ficha para Vaesen y su descripción. ¡Que lo disfrutéis!^^
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A continuación os presento la segunda parte del trasfondo de Ebba Björklund. ¡Que la disfrutéis!^^
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Si queréis saber más sobre Ebba Björklund, manteneos al tanto. Ebba tiene una Motivación, un Trauma que le otorgó la Visión y, por supuesto, un Oscuro Secreto. ¡Ah! ¡Y por supuesto, una descripción! Todo esto será desvelado dentro de 15 días, junto con su ficha de PJ.
A continuación os presento la primera parte del trasfondo de Ebba Björklund. ¡Espero que lo disfrutéis!^^
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Si queréis saber más sobre Ebba Björklund, manteneos al tanto. Aquello le sucedió en la infancia, pero no fue lo que la llevó a entender. Otra cosa ocurrió, apenas entrada la edad adulta, que desembocó en la creación de la siempre optimista, muda, brillante y al mismo tiempo atormentada Ebba Björklund. Todo esto será desvelado dentro de 15 días, en la parte final de su trasfondo y su descripción.
Mi abuelo. Esa persona capaz de abrir la puerta del conductor de un coche en movimiento y saltar dentro para echar el freno solo porque su nieta pequeña le ha dado a un botón que no tocaba y el coche ha empezado a caer cuesta abajo marcha atrás con ella dentro.
Mi abuelo. Esa persona que cuando su nieta le dijo «me voy a sacar el PER como tú», respondió «vale, entonces yo me voy a poner a estudiar contigo y me voy a sacar el Patrón de Yate». Él lo sacó, yo me quedé a medias.
Mi abuelo. Esa persona a la que su nieta le dijo una vez, hace mucho tiempo, que le llevara a algo llamado ExpoManga, que le habían dicho que se hacía en no se sabía donde y que sin pensarlo dos veces, la montó en el coche y la llevó, lo buscó por todas partes con las pobres indicaciones de la niña, pero no lo encontraron y, para que ella no se quedara triste, la acabó llevando a una exposición de coches antiguos que sí habían encontrado al pasar y se los enseñó todos con tal pasión que ella jamás olvidaría ese día.
Mi abuelo. Esa persona capaz de llevar un coche derrapando por una cuesta gigantesca cubierta de nieve y hielo y acabar entrando marcha atrás en una rotonda de la carretera solo para que su nieta no llegara tarde a «ese importante examen».
Mi abuelo, el marinero que finalmente se ha echado a la mar, para navegar desde los Puertos Grises en un viaje solo de ida hasta la otra orilla.
Pero no es de eso de lo que quiero hablar ahora, ni lo que quiero recordar cuando relea este escrito. No. No es su marcha lo que quiero recordar, sino su vida. Nuestra vida, nuestras memorias juntos, las historias que me contaba… y las que me acompañaba a vivir. Por eso voy a volcar aquí todos los recuerdos que tengo ahora mismo. Sin orden ni concierto. Simplemente uno tras otro.
Recuerdo cómo era capaz de ayudar a sus nietos con las tareas de matemáticas como si de una calculadora humana se tratara.
Recuerdo lo bien que dibujaba, no solo dibujo técnico, sino también pintura; me transmitió su pasión, me enseñó y después me llevó a clases para que siguiera practicando.
Recuerdo todo lo que me enseñó, no solo a dibujar, sino también las cosas que le gustaban. Los coches, los barcos. Todos aquellos importantes para nosotros dejan siempre un pedacito de ellos dentro… y el pedacito de mi abuelo es grande. No tendría los gustos que tengo, las aficiones que tengo, ni sería quien soy sin él. Sin aquellos largos viajes, a Zahara de los Atunes, a Los Nietos, a San Javier, a San Pedro del Pinatar, a La Manga o a Daroca. Sin aquellas horas y horas en el coche siempre que me iba yo sola con él, hablando y hablando sin parar, contándole de todo y él siempre escuchándome.
Recuerdo las historias que él y la bisabuela me contaban, de cuando vivía en la Torre Campillo y asustaba a los hombres trajeados que venían disparando a las perdices desde lo alto de El Candelabro con una escopeta de perdigones; o de tantas otras cosas más…
Recuerdo las noches en el barco (en los barcos, uno detrás de otro, incluido el Perla Negra IV, porque su nieta se empeñó en que le cambiara el nombre al barco, se empeñó en ponerle «ese» nombre y ya había tres más en el puerto), con las jarcias de alrededor golpeteando contra los mástiles, el suave balanceo del velero mientras, en cubierta, a la luz de un farol y con un solo cuchillo para todo, me cortaba un tomate por la mitad y varios trozos de pan, queso y mojama.
Recuerdo los viajes a Daroca, todas las Semanas Santas, las procesiones, las visitas de rigor en el pueblo y el pueblo de al lado y los paseos por los Pinos, Gallocanta y la Mina. Recuerdo el panete, la torta de sardinas y el jamón de Teruel, el mejor del mundo. 😉 Él fue muchas veces mi confidente y mi compañero de «aventuras». Siempre dispuesto a coger la cámara y grabar «las tomas» que yo necesitaba para los cortos que hacía de pequeña, aunque tuviera que encaramarse a las murallas, a los peñascos, o entrar en las neveras del siglo quince. A veces, incluso dispuesto a ponerse una capa, un traje o aprenderse un par de líneas de un guion que no sabía ni para qué era, solo para que yo pudiera terminar «mis proyectos».
Recuerdo la casa de los Pinos que nos prestaban y el día entero que se pasaba sacando arañas de ella cuando dormíamos allí, porque yo no podía con ellas, pero tampoco quería matarlas. Recuerdo todos y cada uno de los árboles a los que me subí, con él siempre vigilándome.
Recuerdo las obras y las barbacoas después de terminarlas y recuerdo aquella a la que, como tantas otras, mi abuelo me llevó; recuerdo que siempre contaba después que hicieron chuletas en una brasa, se dieron la vuelta un momento y, cuando quisieron mirar, me había comido por lo menos una docena.
Recuerdo los discos de Nino Bravo en el coche y los de «Clásicos de los Westerns», 1, 2, 3 y 4. Recuerdo que cuando tenía 14 años le dije que no vendiera «ese» coche. Que le había cogido cariño. Me respondió que entonces era para mí, que cuando tuviera carné, me lo podía llevar, que me lo regalaba. Hoy, 17 años después, todavía lo tengo.
Recuerdo cuando defendí la tesis. Le di una copia. Al cabo de unos días me dijo «no me he enterado de nada, pero me la he leído entera». Recuerdo cuando escribí mi primer «libro», a los 11 años, lo leyó, se lo llevó a su hermana que estaba en un taller de encuadernación y me lo encuadernaron.
Recuerdo cuando me leía el gran, GRAN, libro de Heidi del cajón de la mesa de su salón. Él lo abría, iba pasando las páginas y yo lo recitaba de memoria. Recuerdo ¡el gavilán! y su risa cada vez que yo lo repetía, con toda la emoción del mundo. Eso y el de Alicia en el País de las Maravillas y el «gato que aparece y desaparece, entero o en pedacitos».
Recuerdo las nanas que nos cantaba él alguna noche que mi abuela no podía, cuando nos quedábamos a dormir en su casa. O, más bien, «la» nana. Solo una, siempre la misma, «Ya se van los pastores», con esa voz grave y profunda y esa lentitud, que a alguno le daba miedo ( 😉 ), pero a mí me dormía.
Tengo un recuerdo agridulce, de una vez que me llevo al circo de pequeñita (me encantaba ver a los magos). Tenía un bocadillo para comer y se lo di para aplaudir. Siempre he sido un poco burra y cuando quise aplaudir, quise abrir tanto las manos para dar un aplauso fuerte que lo golpeé en el dorso y se le cayó el bocadillo bajo las gradas. Fue totalmente culpa mía, pero recuerdo que me puse a llorar y él hizo todo lo posible por calmarme. Es una tontería y seguramente él lo olvidó enseguida, pero a mí no se me borra de la memoria. Cómo son los recuerdos, ¿verdad? También recuerdo que cuando era muy, muy chiquitita, un día fue a cogerme y me puse a llorar porque él llevaba unas gafas nuevas que me asustaron, aunque él esto lo recordaba con cariño y le hacía gracia.
Recuerdo las pelis de James Bond y la de Sonrisas y Lágrimas, que siempre nos ponía. Recuerdo las maquetas de casas, la mesa de dibujo siempre llena de bocetos, el piano desafinado del que nunca se quejó cuando yo tocaba, el telescopio que me llevaba a miles de mundos de distancia y la mesa de ping pon en la que él jugaba conmigo. Recuerdo las tardes en las que el pobre se tragaba Dragon Ball Z, Sailor Moon, Dragon Ball GT y Shinzo, todo seguido, cuando yo terminaba de hacer los deberes. Porque luego yo le comentaba los capítulos.
Recuerdo cómo acogió a mi otra mitad, en su corazón, en su familia y en su casa. Recuerdo cómo le chinchaba cambiándole el nombre y cómo decía últimamente, cada vez más a menudo «cada vez me cae mejor» y se reía.
Recuerdo una bicicleta naranja, yo montada en una silla de niños en la parte de atrás. Cuesta arriba y cuesta abajo, recorriendo todo el pueblo de Zahara de un lado a otro, incansable, siempre llevándome a todas partes.
Recuerdo que en el colegio había quien creía que era mi padre, no solo porque nos llevaba y nos recogía cuando mamá estaba volando, sino por lo joven que ha parecido siempre. Y, en el fondo, mi abuelo siempre ha sido mi padre, toda mi vida. Por eso es duro volcar todos estos recuerdos, pero además de duro, es bonito, y me calma.
Recuerdo el barco de papel con los escritos que dejamos ayer navegando en una orilla de uno de los lagos, aquí, en la distancia, mientras nos despedíamos de él. Recuerdo pensar que había quedado en el centro del lago y nuestra sorpresa al pasear rodeando el mismo y ver que, cabezota como era él solo, el barquito había logrado llegar a la orilla opuesta.
Recuerdo…
Recuerdo y nunca olvidaré.
Buen viaje hasta la otra orilla, que el viento bajo las alas te sostenga, allá donde el Sol navega y la Luna camina. Que te encuentres allí con los que fueron antes y seas feliz. Nos volveremos a ver.
¿Qué son esas luces en el cielo y por qué estoy seguro de que no son peligrosas? (120 palabras)
Son ellos, los creadores, los Constructores, los Arquitectos. Son ellos, están aquí, por fin han venido. Por fin.
En este mundo yermo, gris, lleno de arena color marengo y mares secos, completamente esférico, demasiado esférico, que orbita la tierra de los Constructores, ellos jamás han puesto un pie, jamás desde que yo fui creado, al menos. Pero no pasa nada, porque dijeron que volverían. Dijeron que volverían y que, cuando lo hicieran, todo iría bien. Que seríamos bendecidos. Hace tantos milenios ya… ¿Cómo serán? ¿Habremos sido hechos a su imagen? ¿Seremos una milésima parte de lo que ellos son? ¿Tendrán brazos y piernas? ¿Tuercas, luces y aleaciones de metal moldeable?
No importa. Están aquí. Ya vienen. Ya llegan… Por fin.
What are those lights at the sky and why am I sure they are not dangerous? (120 words)
It’s them, the creators, the Makers, the Architects. It’s them, they are here, they have come at last. At last.
On this wasted, grey world, full of marengo coloured sand and dry seas, fully sphered, too sphered, that orbits the earth of the Makers, they have never put a foot on it. Not since I was created, at least. Nevertheless, it is fine, ‘cause they said they’ll come back. They said they’ll come back and, when they did so, all would be fine. That we would be blessed. So many millenia ago, already… How will they be? Would have we been made at their resemblance? Will we be a thousandth part of what they are? Will they have arms and legs? … nuts, lights and castable metal alloys?
Never matters. They’re here. They’ve come. They arrive… At last.
«Nankurunaisa» es una palabra japonesa. Se considera la más bonita del mundo y tiene un significado muy particular, muy detallado, pero también muy etéreo y profundo.
Para algunas personas significa «con el tiempo se arregla todo», para otros, quiere decir «todo irá bien». También puede entenderse como «lo importante es la salud», «mientras haya vida, hay esperanza», «las cosas acabarán poniéndose en su lugar», «de una manera u otra, todo mejorará», significados que ha ido adquiriendo con el paso del tiempo.
Así, se ha convertido en una palabra cargada de un significado muy positivo, que rezuma energía bonita, de esa que te pone la piel de gallina y los pelos de punta cuando la escuchas o la lees.
«Vive hoy, haciéndolo bien para el mañana y no te olvides de sonreír», dicen sus sílabas, procedentes de un dialecto de Okinawa; «nunca olvides quién eres, vive para el hoy y para el mañana, que jamás se te olvide sonreír y, por terrible que haya sido tu día, recuerda que mañana te recibirá el sol con una gran sonrisa; haz tú lo mismo».
Nankurunaisa habla del futuro, del flujo de la vida, del curso natural que devuelve todo a su sitio, con el tiempo. De saber esperar y preparar la llegada del mañana, con calma, con paciencia y sabiendo que, aunque todo vaya mal, el tiempo hará que vaya mejor. Implica que tras lo más oscuro de la noche siempre sale el sol, que la oscuridad nunca vence a la luz y que la energía del mundo se distribuye, se transforma, y todo lo que uno envía, vuelve con el tiempo.
Así que, entrega sonrisas y sonrisas te serán devueltas. Sonríe siempre hoy, por muy mal que vaya todo, por muy oscuro que sea el camino, porque mañana el sol volverá a salir. Sonríe, por mucho que no veas el final, que no alcances a atisbar luz alguna, que no te quede esperanza, porque mañana, el sol volverá a salir.
Porque, si sonríes hoy, mañana el sol te sonreirá a ti.
Profundidad de la historia. ¿Cuál es el objetivo de tu antagonista? ¿Por qué? En cuanto a esa respuesta, ¿por qué? Pregúntate “por qué” un total de cinco veces, yendo cada vez un nivel más profundo. (100 palabras)
Antagonista pretende secuestrar invitar amablemente al joven Protagonista, llevarlo a su castillo secreto ubicado en lo más profundo de aquellas montañas que una vez hace miles de años fueron un mar y encerrarlo allí mientras realiza sus experimentos.
¿Por qué (1)? Porque Antagonista se ha dado cuenta de que su tiempo se acabará pronto a causa de una ancestral profecía y debe preparar las contramedidas oportunas para evitarla y Protagonista es crucial para ello.
¿Por qué (2)? Porque necesita la sangre ayuda de Protagonista y de nadie más para llevar a cabo los experimentos que tiene entre manos.
¿Por qué (3)? Porque su sangre es más fuerte que la de los demás.
¿Por qué (4)? Porque la magia corre por las venas de su familia y a medida que pasaban el tiempo y las generaciones, se ha fortificado.
¿Por qué (5)? Porque es el séptimo hijo de un séptimo hijo de un séptimo hijo de un séptimo hijo y así hasta siete generaciones de ancestros.
Deepness of the story. Which is the objective of your enemy? Why? Concerning your answer, why? Ask yourself «why?» up to 5 times, reaching a deeper level every time. (100 words).
Antagonist intends to kindly kidnap invite Main Character to his secret castle located in the deepest part of those mountains that were a sea once, thousands of years ago, and lock him up there while performing his experiments.
Why (1)? Because Antagonist has realized that his time is about to expire due to an elder prophethyand he should prepare the accurate countermeasures to avoid it, and Main Character is crucial to do it.
Why (2)? Because he needs Main Character’s blood help, his and no one else’s, to take those detailed experiments ahead.
Why (3)? Because his blood is stronger than no one else’s.
Why (4)? Because magic runs through his family’s veins and, as time and generations pass by, it has become stronger.
Why (5)? Because he is the seventh son of a seventh son of a seventh son of a seventh son and so on, ‘till seven ancestors’ generations.
Tu personaje acaba de aumentar su volumen hasta el doble de su tamaño normal. ¿Qué piensa? ¿Qué siente? (200 palabras)
¿Aumentar hasta el doble de mi tamaño normal? ¿Quién demonios querría aumentar hasta el doble de su tamaño normal? ¿Te imaginas lo que eso significaría? Significaría que no podrías ser capaz de cruzar ninguna puerta, ¡ninguna! sin tener que agacharte… Qué engorro, ¿no? Tampoco cabrías por las escaleras, te golpearías la cabeza en la mayoría de los casos… Y necesitarías una cama el doble de grande, pero no sólo de ancho, como una cama de matrimonio para ti solito, no… ¡También de largo! Y una ducha el doble de alta y el doble de comida y bebida y… ¡Y la ropa! No habría ropa de tu talla, porque aunque existan las muchas equis ele, ¿qué pasa con el largo? No existen pantalones de dos metros de largo… ¡Oh, y tampoco cabrías en el coche! Y si tienes que hacer uso del transporte público, ya ni te cuento… ¡Todo el día pagando dos billetes, en lugar de uno, para poder hacer uso de dos asientos a la vez! Porque claro, en un asiento casi no cabe ni una persona normal…
Ufff… ¿El doble de mi tamaño normal? No, gracias. Prefiero quedarme como estoy.
Your character has just grown to twice his/her size. What does the character think? How does the character feel? (200 words)
Grow to twice my normal size? Who in the hell would want to grow to twice their normal size? Are you able to imagine what would that mean? It would mean that you wouldn’t be able to walk though any door, any! without bending over… How annoying, isn’t it? You wouldn’t fit though the stairs either, your head would butt with the ceiling in most cases… Besides, you would need a double bed, not only in its width as a queen size bed, but in its length too! And a double high shower and double amount of food and drink and… And your clothes! There wouldn’t be any clothes of your size, because even if there exist the lots-of-x’s-l’s clothes, what about the length? There are no two-meters-long trousers… Oh, and you wouldn’t fit into the car either! Furthermore, if you need to use the public transport, can you imagine? Paying two tickets all the time, instead of one, so you can use two seats at once! Because, you know, nor even a normal-size person fits…
Oufff… twice my normal size? No, thanks. I’d rather stay as I am.
Tu personaje quiere robar un artefacto con el que salvar a su pueblo. ¿Qué hace el artefacto? ¿Quién lo creó y por qué? ¿Cómo se “carga”? (150 palabras)
Ahí está.
Mis ojos ahora la contemplan, pequeña, estilizada, delgada y afilada, con un agujero apenas separado del extremo romo. Es algo pequeño pero tiene fuerza, perfora pieles curtidas, atraviesa por completo y apenas deja marcas… Sé que los huesos de presas se pueden utilizar para defendernos de los otros clanes, pero… ¿esto? Esto sí que es diferente.
Anciana Madre está contenta el día después de ahora, cuando la lleve al clan, mi rito de iniciación por fin es, pocos días después de ahora. Esa diminuta punta de lanza de hueso se puede utilizar para unir los rotos en nuestras pieles, para no tener que cazar más y fabricar nuevas cuando se hacen agujeros, para no sentir ese escozor cuando llega el frío blanco. Buena idea, la del clan de montaña. Me la llevo ahora. Hacemos más en el clan, igual que esta, los días después de ahora. ¡Grrrr! Ahora pincha…
Tu personaje quiere robar un artefacto con el que salvar a su pueblo. ¿Qué hace el artefacto? ¿Quién lo creó y por qué? ¿Cómo se “carga”? (150 palabras)
There it is.
My eyes glare at it now, small, stylized, thin and sharp, with a hole barely separated from the blunt endpoint. It is something small, but it has strength, ir pierces tanned skins, completely crosses through and scarcely leave marks… I know bones of preys can be used to defend ourselves from other clans, but… this? This is different.
Ancient Mother is happy the day after now, when I take it to the clan, my initiation rite is, at last, few days after now. That tiny bone spearhead can be used to join the holes in our skins, to not to hunt more and make new ones when holes are made, to not to feel that stinging when white cold comes. Good idea, that of mountain clan. I take it now. We make more at the clan, same as this one, the days after now. Grrrr! Now it punctures…
Pues las maravillosas gentes de Roleon me han hecho una entrevista sobre mi trabajo en los juegos de rol, cosa que yo no pensaba que me fuera a pasar a estas alturas, jejeje. Podéis leerla aquí:
Donde No Les Dejan Nadar 